La industria gráfica mundial se ha desacelerado. Luego de la pandemia que trastocó la cadena de suministros, desde el primer día del año se detuvieron los molinos de la empresa finlandesa UPM, la mayor fabricante de papel en el mundo, y hasta el cierre de esta edición, grandes productores de impresos no han podido cumplir con sus con sus entregas. La huelga ya había sido advertida desde diciembre del 2021.
De acuerdo con lo declarado a Reuters en febrero pasado, por Beatriz Klose, secretaria general de INTERGRAF, federación europea de comunicación impresa y digital, las imprentas europeas no tienen perspectivas a medio plazo sobre la entrega de papel y no pueden cumplir con los pedidos de sus clientes, lo que lleva a posibles incumplimientos contractuales y a la pérdida de clientes. Klose agregó que la huelga de UPM, estaba agravando una escasez de papel que ya existía debido a una reducción general de la capacidad de producción de papel gráfico y a la competencia del aumento del uso de papel para embalajes.
Mientras tanto hasta principios de marzo continuaban las negociaciones entre UPM y el Sindicato de Trabajadores del Papel, el cual prolongó tres semanas la huelga en la mayoría de las fábricas finlandesas de UPM, hasta el 2 de abril de 2022, a menos que se alcancen antes nuevos acuerdos laborales colectivos. Se sabe que unos 200 miembros del sindicato trabajan en las fábricas en las plantas de energía e instalaciones de tratamiento de agua. UPM no ha revelado las estimaciones de los impactos económicos de las huelgas, pero se cree que han sido considerables.
Uno de los sectores mas afectado es el de las etiquetas sensibles a la presión, o autoadhesivas, toda vez que la huelga también impacta la producción de todas las plantas de celulosa y papel de UPM en Finlandia. La proveeduría de materiales ofrece implementar límites estrictos de tamaño de orden, para en materiales frontales semi brillantes. También prevén que los tiempos de entrega pueden extenderse. En fin, el mercado de la etiqueta afronta nuevos desafíos.
URGE UN ACUERDO
Las asociaciones europeas de etiquetas ya pidieron, tanto a UPM como al sindicato Paperiliitto que resuelvan sus desacuerdos, dadas las graves consecuencias para la cadena de valor de las etiquetas, la economía y la sociedad. Asociaciones como la FINAT, Asociación de la Industria del Autoadhesivo y de la Banda Estrecha, y otras de 15 países europeos, expresaron desde febrero su preocupación, y manifestaron que, si continúa la escasez de grados de papel para los revestimientos antiadherentes de las etiquetas y los papeles para los frontales de las etiquetas, dañará la continuidad de la fabricación de etiquetas y envases de banda estrecha; también golpeará el suministro de etiquetas autoadhesivas a los clientes de bienes de consumo, especialmente a los sectores alimentario y farmacéutico; asimismo, la distribución de productos etiquetados a las tiendas y a los consumidores y, en última instancia, el bienestar de 500 millones de consumidores en general en Europa.
De acuerdo con la revista Label Pack, en Europa se utilizan actualmente unos 8,000 millones de metros cuadrados de materiales de etiquetas autoadhesivas al año. Esto equivale a unos 240,000 millones de etiquetas utilizadas en diversos sectores como la alimentación y las bebidas, la salud y el cuidado personal, los medicamentos, los productos químicos domésticos e industriales, el transporte y la logística, el comercio minorista, la electrónica de consumo, los productos de automoción, etc.
El sector de las etiquetas y los envases engloba unos tres mil proveedores de etiquetas, y genera unos 100,000 empleos en toda Europa. FINAT y nueve asociaciones nacionales de etiquetas representan en conjunto a más de un millar de empresas etiqueteras y, producen más del 75% del volumen total del mercado en Europa.
Y para colmo de males, vino la invasión de Rusia a Ucrania. Esperemos que vuelva a reinar la concordia.